OTRO CAPÍTULO EN NUESTRO GRAN SUEÑO


La primera salida nacional de nuestra compañía, ha sido para Riosucio Caldas, un lugar que nos llenó de emoción y se deleitó con los ritmos nariñenses, nunca antes habíamos sentido un cariño tan especial que hiciera que nuestros ojos se llenaran de lágrimas al recordar nuestra tierra natal. El texto que sigue es de la autoría de Mery Torres, quien ha tomado la vocería por todos para compartir esta experiencia tan enriquecedora.

El protagonista de este texto es Riosucio Caldas, lugar encantado por el arte musical y dancístico entre otros, a quien visitamos en los días 25 a 29 de Junio de 2009, en representación de la Universidad de Nariño y el sur de Colombia.

El relato inicia hace algunos meses, cuando llego la invitación desde Rio sucio Caldas al primer festival nacional de danza denominado “Colombia le danza a Riosucio”, pensamos entonces que la labor era representar no solo a nuestra Alma Mater sino también a nuestro departamento de Nariño y a nuestra gente sureña, fue entonces cuando visualizamos que una de las metas de nuestro ballet se cumpliría, y era la de llevar inicialmente por Colombia a nuestro departamento resumido en nuestro bailar, así vimos como en menos de dos años lo íbamos a conseguir; para ello debieron continuar las constantes preparaciones de vestuario, accesorios, maquillaje, además adquirimos algunos materiales y vestuarios nuevos puesto que eran necesarios para nuestra puesta en escena así que invertimos tiempo, dinero, compromiso, amor y dedicación a la preparación de este viaje, la maletas entonces empezaron a llenarse de expectativas, arduas preparaciones, además del sentido de pertenencia por nuestra región que muy seguramente debería transmitirse en cada paso que diéramos en aquellas tierras, así los paquetes de entusiasmo, corazón y ganas de visitar los rincones riosuceños acompañaron nuestro andar desde entonces.

Llegado el día abordamos en la madrugada nuestro camino en donde juegos, canciones y adivinanzas amenizaron el recorrido, haciendo que los lazos de amistad que algún día tejimos como equipo revitalizaran sus colores para seguir juntos en la consecución de más sueños, así la bienvenida con deslumbrantes atardeceres, paisajes, montañas, olores, y sensaciones con tonadas abrigadas comandadas por el cerro Ingruma, no se dieron espera y junto a unas pileras de “madrinas mágicas”, y un muy organizado comité coordinador del evento hicieron de nuestra estadía un ambiente muy hogareño.

Desde nuestra llegada empezaron a superarse nuestras expectativas del viaje, y fue desde entonces que inicio un arduo trabajo por mantener en alto desde nuestro quehacer momento a momento lo que significa ser nariñense y el amor que caracteriza a nuestro trabajo, en tanto conocimos escenarios, preparamos incansablemente nuestras salidas, para que al finalizar recogiéramos frutos y respondiéramos de la mejor manera a las expectativas de nuestros anfitriones, a pesar de algunos golpes, accidentes, y trasnochos de ensayo, que fueron superados en equipo, el viaje dio lugar a conocer gente, lugares, y costumbres, que enriquecieron no solo nuestra experiencia artística si no personal y cultural, así conocimos personas amables, sencillas, cálidas, con un gran sentido de colaboración y admiración por el arte danzado, conocimos plazas, iglesias, y lugares que se marcaron indudablemente en el libro de los recuerdos indelebles de la vida no solo del Ballet Folclórico UDENAR, sino en la vida de cada uno de los integrantes del elenco y nuestro director.

Ya en el momento de perseguir nuestro máximo objetivo nos apropiamos de escenarios prestados para dar a conocer nuestro trabajo, adornándolos con pasillo, bambuco, danzas ancestrales, guaneña, mojigangas, y sanjuan junto con las salidas del maestro, quedamos satisfechos los artistas y los espectadores, logrando posicionar a Nariño como uno de los mejores, al igual que lo hicieron todos aquellos departamentos y lugares que tomaron el escenario, así nos trajimos de regreso una maleta mas grande, llena de rostros alegres, experiencias enriquecedoras, imágenes, olores, sabores etc., que permitieron también dejar un pedacito de cada uno de nosotros en esas históricas tierras, y traernos un millón de corazones y amigos… después de este breve relato de nuestra experiencia solo resta decir: Gracias Riosucio por tan hermosa experiencia y nos veremos pronto Perla del Ingrumá.

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