¿Han escuchado hablar de aquel grupo de bailarines y bailarinas reincidentes?, pues bien, soy uno de ellos. Somos un grupo extraño de personas que en algún momento de nuestras vidas permitimos que la danza nos arrastrara por los oscuros caminos de la adicción, nos servíamos altas dosis de ella a diario, inyectándola directa y dolorosamente en nuestros cuerpos y como agravante la mezclábamos con diversión, amigas, amigos y grandes aventuras.

Diego Chaves
Bailarín BAFU
Somos las y los adictos y adictas que se pregunta el por qué lo seguimos haciendo o lo queremos volver a hacer, si en este tránsito le hemos conocido la cara al dolor, hemos abandonado responsabilidades y lo que es peor reconocemos abiertamente nuestra adicción.
Como para todo y toda adicto y adicta la abstinencia no cura la adicción tan solo logra que todas las ganas de seguir probando se acumulen en cada músculo, para que al final y cuando el cuerpo no de más abasto, reventemos de tal manera que la única salida sea la misma droga. Vivimos nuestras vidas fingiendo que es una etapa superada, que fue un momento y lo que es peor pregonando la alegría de ver a los que nos reemplazan, cuando por dentro morimos de envidia por no ser nosotros y nosotras los y las que subimos al escenario.

Pasamos los días en nuestros trabajos, en nuestras nuevas ciudades, con la nueva gente o simplemente en nuestras nuevas realidades, anhelando continuar viviendo entre vestuario, maquillaje, largas jornadas de ensayo, dolor, sacrificio, escenarios y música, contándole a algún o alguna desinteresado o desinteresada que yo era el de la foto, que fui yo el de ese video y era yo el que sonreía no por mantener mi expresión, sino porque esta droga nos llena tanto que la plenitud no alcanza.
Y pues heme aquí, redactando estas letras para hacer mi situación un poco más llevadera, en espera de esa nueva primer clase que mengue mi ansiedad e inyecte más de esta droga en mí, admitiendo mi adicción y un poco preocupado por no saber que tan bien mi cuerpo sea capaz de resistir esta nueva dosis.

Quiero ser ese que fui antes, sin dejar de ser lo que ya soy, quiero que mi cerebro cuadriculado empiece a dejarse estimular por la estética de mis movimientos y quiero que mi memoria corporal recuerde más que posiciones situaciones, personas, amigos, amigas, lugares y sobre todo danza.   


Diego Chaves
Bailarín BAFU


Este 2013 es el año donde podemos seguir revolucionando con esta práctica, seguir creando y proponiendo, innovando y conquistando espacios de arte y cultura, dando un gran paso a dejar el legado que por años debe sobrevivir, más aún cuando nos damos cuenta que ya somos parte de la historia y seremos ese hilo conductor de futuras generaciones que explorarán escenarios mágicos que los transportaran a viejos tiempos.

El 2012 nos dejó grandes recuerdos, como el temor de caer al abismo y toparnos con el fin del mundo, pensando darle fin a muchos proyectos y entre esos el dejar de explorar la danza, el dejar de sentir la vibra de interpretar la música con la expresión del cuerpo; hoy nos topamos con aquel lugar de vida de artistas, de sueños y creaciones, palpando con nuestros pies, sintiendo con el alma, y transmitiendo con la mirada, recreando aquellas vivencias de nuestros pasados y luchando por transmitir imaginarios.

Un año más de vida hace que la familia llamada BAFU se dé la oportunidad de crear personajes, historias de vida, bailarines y profesionales, el reto de crear personas transformadoras del mundo, para lo cual este 2013 nos dio un bien inicio explorando las ARTES.