Quiero compartir con todos y todas, un escrito que fue extractado del protocolo referencial de la tesis de grado en psicología; de mi autoría, con todo cariño para ustedes, los invito a que se conecten con esta danza sobre las palabras.
Ella frente a mí, levanta sus brazos, gira hacia la consola de música, la enciende, cierra sus ojos y se deja caer, gira en el suelo dos o tres veces, se pone en pie… ella ha danzado.
Su madre toca la puerta de la casa, ella abre, la nota cansada, recibe sus cosas y sirve un vaso con agua, lo ofrece mientras pregunta “¿cómo estas mamá”? y la abraza…ella ha danzado.
Mery Torres.
Algún día sentí como las notas musicales traspasaban como rayos mi cuerpo, tocaban las fibras más intimas de él y mis emociones parecían mariposas que querían salir de mi vientre; era temprana mi vida, cuando descubrí que mis manos se movían junto con mis pies y así el resto de mi cuerpo en armonía con ellos, no solo al son de la música si no al son de mi sensibilidad.
Las formas corporales sentidas e interiorizadas junto con la emocionalidad instantánea dibujaban al compas de la música con cada musculo que se conectaba con los huesos y demás, creando una obra de manera similar a un oleo hermosamente pintado con sin numero de musas inspiradoras, también junto con temores, sentimientos y pensamientos formas y matices construyeron frases danzadas que metaforizaron danzas de vida.
Cuando antes danzaba con la música impuesta, siguiendo los pasos indicados, mirando las partes de la composición coreográfica creada por otros, no vibraba, innovaba, creaba, simplemente copiaba, era cuando parecía autómata en un mundo sombrío, lleno de vacios, síntomas, y curas, que debían extinguirse; cuando en ese tiempo danzaba simplemente repetía frases, como danzando con la misma música diariamente, con la emoción oscurecida.
Poco a poco explorando sobre la conexión perfecta del hombre, cuerpo, mente y alma, comprendiendo que todo cuanto existe armónicamente se conecta y se entreteje, me permití construir mis propias danzas, para vivir, era entonces cuando no miraba al síntoma como algo no necesariamente curable, simplemente un motivo para crear nuevas danzas con él, por ello aprobé mi capacidad para crear, comunicar, escuchar y significar mis experiencias en la danza.
Vibre de la misma manera como lo hice algún día cuando sentí por primera vez la necesidad de explorar mi cuerpo en el movimiento, sentí por segunda vez, las mariposas revivir de mis viseras, y recorrer mi cuerpo, sentí que las emociones que se tornaron oscuras en algún momento de nuevo tomaban colores de esperanza, parecía que todo no estaba perdido en el mundo, parecía que todo había sido un reto en mi vida, que me permitió darme cuenta que podía innovar y vivir cada día en un estación diferente, aunque en mi región para otros no existen(...).
Gracias a todos mis compañer@s y amig@s en la danza... por inspirarme....
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