Desde las comunidades humanas primitivas la danza se ha constituido en una forma de desahogar las emociones, las inquietudes espirituales, las actividades laborales y sociales, convirtiéndose así en un canal de comunicación con el mundo exterior, pero también una manera de entablar un diálogo íntimo con el mundo interior, ya que antes que un espectáculo la danza, y en particular la danza experimental es un movimiento profundo que nace en lo intimo del Ser.
La danza no solo es la forma y el trabajo del cuerpo, es ir más allá de entregar y recibir técnicas o mover el cuerpo con unas directrices que me dicen que clase de expresión es, si pertenecen a la tradición, a lo moderno, lo clásico en fin, lo más importante de hacer danza es saber cuál es la intención que busca el maestro para su obra o mejor cual es su objetivo principal en la vida pasado - presente del bailarín y por qué hacer danza; por esta razón es la danza la que transforma a nuestros jóvenes, niños y demás personas que se dejan afectar por ella, el encuentro con su cuerpo y especialmente con las herramientas utilizadas por el maestro para hacer y construir sus obras, ellas permiten en los bailarines una conciencia por el movimiento mas cuando cada uno de estos son impulsados por acontecimientos o situaciones que son muy cotidianas o que son parte de la vida del sujeto.
En este diálogo se devela la construcción de significados de las emociones vivenciadas, es ahí donde se requiere explorar y reflexionar sobre cómo se desarrolla este proceso, es decir qué ha pasado en la vida del danzante para que en el acto de la composición dancística estas emociones se evoquen, se vivencien y se resignifiquen y a partir de esto se logre interpretar; esas formas y construcciones hechas por el bailarín en la improvisación y tomadas como partitura por el maestro son portadoras de mensaje que al contacto con el espectador se convierte en obra y más que eso son mensajes cargados de intención elaboradas por personajes que logran cruzar la barrera de lo únicamente bello, obras que dan cuenta que vivimos en un mundo sensible capaz de tocar y evocar los secretos más desconocidos, nuestra propia vida.
Favio Martínez.
Dir. Ballet Folclórico Udenar.
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